No concibo dejar de estar
girando a mi alrededor, a pesar de las continuas disputas, de los deseos
acumulados, yendo y viniendo en versos macerados por el tiempo, consabida
quietud de haber pausado los estertores del ser y estar en situaciones de
desorden casual, por eso no me arrepiento de los silencios rotos, aún menos de
los sueños mecidos por incansables vaivenes a lomos del mágico corcel de la
esperanza, por el ancho y majestuoso mundo de los sueños imposibles, por cada mar
de rosas hay una encrucijada de espinas, que se tornan en olvidos, mientras los
recuerdos se amontonan en la puerta, recuerdos de versos y besos, de llantos y
sueños, de duelos y desconsuelos, arañando segundos al reloj de la vida, porque
la vida aun con obstáculos, es vida…
PD:
No hay vida sin sueños,
ni sueños sin vida…